domingo, 18 de diciembre de 2011

El muro


El muro que cercaba la casa era de ladrillo rustico hecho a mano, en algunos de ellos aun podías observar las huellas digitales de sus trabajadores anónimos.
Muchas veces he recorrido todo su perímetro, estudiando cuidadosamente cada rendija y no existe rincón alguno que me sea ajeno. El fue el mudo testigo de mis niñerías, mi protector y carcelero, mi refugio y reclusorio, siempre presente... hasta en  mis sueños.

Yo tenía un pasatiempo peligroso que me atraía al muro...cazar a r a ñ a s.

Las arañas vivían ocultas entre las pequeñas grietas de mi muro, era fácil reconocer su escondite, ya que los restos de sus pequeñas victimas, evidenciaban su presencia.

Un día mientras escarbaba entre los ladrillos en busca de esos bichos, el concreto se desmorono y una pequeña luz emergió del otro lado. Me quede inmóvil, esa diminuta luz de pronto se convirtió en una antorcha que me quemaba el rostro.
Sabia que no era apropiado, que no debía, que era reprochable,... espiar, no, no. Pero, vasto solo un segundo de esa luz, para que la vocecita que habitaba en mi mente se quedara callada.
Así que la decisión ya estaba tomada, inspeccione nuevamente la grieta, era muy pequeña, no podía distinguir nada, solo esa luz, tan fina que me atormentaba.
Había que ponerse manos a la obra, pronto.
Provista de un pequeño clavo, intente abrir un agujero, fue una tarea de hormiga, poquito a poco, hasta que pude sacar un trocito de concreto. En ese momento mi corazón se detuvo y deje de respirar, una repentina descarga de éxtasis invadió mi cuerpo y en milésimas de segundos mi mente viajo hacia el otro lado, pero un grito proveniente de la casa me hizo volver.
En ese momento me di cuenta que el sol se había ocultado, los grillos chirriaban desesperadamente entre las rocas, era hora de partir. La oscuridad trae consigo a seres extraños ajenos a mí, ellos vienen a poseer el huerto, a llenarlo de una sombra espesa y fría.
Para mantener a salvo mi secreto, tape rápidamente la grieta con unas maderas y corrí hacia la casa, donde la vida no tiene sorpresas y un regaño me esperaba siempre.

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